lunes, 30 de mayo de 2016

Movilización


Movilización.  Eso es lo que ocurre cuando llega a los medios de comunicación, la noticia de un concierto de Manolo García. Como reguero de pólvora corre por las redes sociales, sus fieles fans, manoleras y manoleros, de pura raza, empiezan el ir y venir en sus comunicaciones.



¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Venís? ¡Vamos!...

Y empiezan los nervios. Algunos podrán verlo en su ciudad, eso es la mayor de las alegrías, tener esa posibilidad, ahí, cerca de ti. Pero, ¿Y cuándo no es así? ¿ Y cuándo la locura manolera te hace recorrer kilómetros en su busca?, incluso habiéndolo visto en tu localidad y no tener suficiente. Necesitar volver  a verlo.

Ahí es cuando empieza el baile, y lo haces decidiendo que puedes, por fecha, por proximidad, por el motivo que sea. Porque querer, quieres desde el momento que supiste de ese concierto. Seguramente ese viaje lo compartirás con más manolero/as que también  han decidido liarse la manta a la cabeza sin importarles nada, solo esa cita. Esos desplazamientos, llevan consigo, hoteles, trenes, aviones, gastos añadidos. Nada será impedimento para ir a verle. Todo se convertirá en sencillo. No habrá  problema alguno.

Las entradas a la venta.
Te sientas en el ordenador, expectante, aguardando que abran el enlace, siempre con retraso. Pero ya, ya lo ves. Empiezas la gestión, rellenar espacios en blanco, datos. Que no haya un número mal anotado. Unos segundos y conformidad. Y ahí aparecen las palabras mágicas, 'Compra realizada' , 'Imprimir entradas'.

En ese momento es cuando una lágrima  brota  por el ojo, es tanta la emoción puesta en cada concierto.

Escuchas el sonido de la impresora, poco a poco va apareciendo su imagen plasmada en ese folio que abrirá  la puerta a ese futuro día. Ya está sobre la mesa.

O cuando la compra la realizas en un comercio. Llegas a la puerta, hasta piensas que quizá seas el primero. Pides tu entrada, la pagas, ya, ya es tuya, sientes una sonrisa interior que se exterioriza.

Ahora sí, ahora ya vamos al concierto.

Lo/as manolero/as, somos una raza a parte, compramos la entrada hasta ocho, nueve meses de antelación. Casi aguardando ese concierto como un hijo, un hijo esperado y deseado. Y mientras dura la espera, todo es ilusión. La entrada bien guardada, al principio la miramos a diario, o casi a diario. Vivimos con entusiasmo muchos meses antes esa anhelada cita. De alguna forma, mientras llega el día estamos saboreando ese concierto, imaginando como será. 
¿Con que canción comenzará...?

Cada día, un día menos, descontando en el calendario, pero parece que le van creciendo hojas y no avanzamos en la fecha, no llega nunca.  Para hacerlo más llevadero, música y más música.  Fotos, experiencias de otros manoleros, en redes sociales, a quienes las hojas del calendario han caído más rápido.  Y cada publicación, es un vuelco del corazón pensando en nuestro día.

Un mes, por fin en un mes. Tal día como hoy en un mes, estaré ahí, estaremos allí.  Y ya el tiempo de descuento, las decenas van teniendo valores menores. Hasta que de repente te das cuenta, que ya solo son unidades. ...nueve, ocho, siete, una semana. ¡Y qué semana!. En esa semana, ya no se duerme, solo se sueña despierto con ese ansiado día C.

Abrir los ojos esa mañana y "sabremos que  ha llegado el momento, y no hará falta que sea voceado".

Hay que empezar la jornada. Pero, ¿cómo mantenerse tranquilo un día así?. Después de tantos meses, estamos a unas horas de la anhelada cita. Tomar el medio de transporte que nos lleve  al lugar, a esa plaza de toros, ese auditorio. Saber que al llegar,  encontrarás a tus manoleros y manoleras, amigos con los que compartes horas de pasión a diario. Hoy los veras, vibrarás con ellos, reirás, te emocionarás.



La cola, una hora, dos, cuatro,  quizá incluso más, pero no importará.Todo habrá valido la pena. Y si en esa espera, Él, con esa sencillez, humanidad que le caracteriza, se acerca a saludar a sus manoleros fetenes, comparte unos minutos de su tiempo en una sencilla charla, tienes la opurtunidad de demostrarle tu admiración, decirle lo que sientes, que Él escuche tus palabras mientras te mira, mientras sientes como su mano coje la tuya y tu no puedes soltarsela. Entonces ese momento, esa cola, ese día, se quedará instalado en tu corazón cara siempre. Como me pasó a mi en el concierto de Valencia, en mi tierra, en esta gira, Todo es Ahora.

Todavía oigo su voz y siento su tacto en mi mano.


Y ya, ya estamos dentro. Ahora a seguir esperando, pero esta espera, es la mejor de todas, porque sabemos cómo hacerlo. Cantando sus canciones tan fuerte como podemos, para dejar salir esos nervios, para que incluso él, Manolo García, nos oiga desde su camerino. No desfallecemos, si hay que cantar todo el repertorio, se hace. Somos sus teloneros improvisados.

Hasta que faltan cinco minutos.

Todos al mismo compás y sin ensayo alguno, porque no lo necesitamos, empezamos a palmotear a ritmo de "Pájaros de barro"... El corazón palpita con más fuerza. Manolo!!!.....Manolo...!!!!, le llamamos.

Son los cinco minutos más largos de esa tarde.

Y de repente, se apagan las luces,  se paran las palmas. Ahora empieza una tímida ovación, empezamos a buscarlo entre las sombras del escenario... 

Van saliendo sus músicos, todos conocidos por el público, pero... ¿ Y Manolo? ¿Dónde está ? No lo vemos todavía. ¡Sí, ahí! ¡Ahí está! ya se le distingue, se ve su figura, se le ve aparecer, con una pincelada de timidez, discrepción, como Él es.
Y esa tímida ovación, se convierte en el mayor clamor, expresión de alegría y excitación, porque así nos hace sentir.

Le queremos y  ha  llegado la hora. 

Y entonces, es entonces cuando, se ilumina el escenario  y suena el primer acorde, de esa primera canción. Justo es ese momento, se paraliza el mundo, ya no existe nada en nuestras vidas.

Sólo ese escenario y sobre él, Manolo García. 




"Sabremos que ha llegado el momento. 
No hará falta que sea voceado 
por todas las esquinas. Será tan claro 
como agua que nace para luego ser río Níger. 

Amparados por la calma del crepúsculo, 
justo desde el momento en que empecemos. 
Justo como mandarinas y limones verdes."  M.García

SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO









jueves, 12 de mayo de 2016

Saeta de Plumas


Desde la primera vez que la escuché no pasó desapercibida, poco a poco fue filtrándose en mi piel. 

Salía a caminar y cuando la oía sonar a través de los auriculares, aminoraba el ritmo de mis pasos,  tenía que escucharla bien, la sentía mía. Siempre brotaba alguna lágrima,  siempre transmitía emociones, diferentes sensaciones .

Y llegó ese día y estabas ahí, a pocos metros de mí. Comenzaron los primeros acordes. Y mi cuerpo se quedó inmóvil,  absorto en esa letra, en esa música.


"Saeta de plumas"

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo o quizá fue desde el corazón, expandiéndose por todo mi cuerpo, porque esa "saeta de plumas", me había atravesado el corazón.

Ya lo tenía herido, pero en ese momento sentí que se rompía definitivamente.

Sentí ese imán,  sentí en mi pecho, esa presión. Hacia mucho tiempo que no percibía esas sensaciones.




Y entonces llegó la estrofa, esa estrofa que me desgarra por dentro.

"Con tus garfios abrázame"
"Con tus garfios abrázame..."

Garfios, brazos fuertes, que te rodean, y que te hacen sentir, esa protección, ese amor.

Y sí, quizá yo sea masoquista, nunca lo había pensado, porque no quería que terminara ese instante, a pesar de que estaba inmóvil, a pesar que por mis mejillas corrían lágrimas, a pesar que ningún garfio me abrazaba.
  
Pero por un momento, en esos minutos que duró, mis ojos, mi cuerpo, mi corazón, sintieron ese efecto que se siente cuando no puedes controlarte y simplemente, te dejas llevar.


Y de repente acabó, me quedé quieta, no recuerdo ni si llegué a aplaudir.  Poco a poco volví a la realidad, ya había pasado ese esperado momento. Y todo era como antes, el Gladiador ya no estaba, ni había garfios, ni tridentes, ni esclavos, ya había desaparecido, con su red de lana, sin hacer el jersey. Y  ese instante, no duró nada.

Pero estaba rodeada de gente, todos/as manolero/as fetenes. Con quien puedo compartir estas cosas,  porque ellos entienden, sienten, conocen estas sensaciones.

Saben lo que es desgarrase al oír una canción.

Supe que al día siguiente, incluso  en un tiempo, no podría oírla.

Han pasado muchas semanas  y todavía es una prueba de fuego para mí.

Todavía soy cautiva de esa "saeta de plumas"

PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO