jueves, 1 de diciembre de 2016

Plantaré pensamientos



¿Cuánto tiempo se puede soportar este peso?

¿Llegará el día en que se convierta en bagaje?

¿Llegará?

¿Vendrán días?

Escucho el sonido de una guitarra. Quiero escucharla. Liberar la presión que oprime mi pecho. Es ese tiempo marchito, en el que no tengo aliento. Nada me ayuda, nada me anima a seguir. Hoy mi alma no brilla.

"Hoy me falta el aire".



Y mientras espero que llegue ese día, creo sentirte cerca. Creo verte entre la gente, en otros rostros. Creo verte entre las sombras que pasan cerca de mi. Pero son solamente fantasmas. Son mis fantasmas. Mis ilusiones y quimeras. Mi mente juega conmigo a ese juego del ensueño.

"Hoy necesito besar otros labios creyendo que besos tus labios". Cierro los ojos. Pienso en tus labios cuando son otros, los que los mios besan. Y volver a la realidad me angustia y me entristece.

¿Vendrán días?


"Déjame perdido en negra noche que hoy el dolor duele" y duele hasta sentir que te rompes, que es insoportable. Saberte, quererte y no tenerte. Es ese espacio de tinieblas, en el que nada se ve. Solo se siente la soledad y el dolor de un corazón roto por una pasión no correspondida. Un dolor por el que crees morir. Morir de amor. Pero en realidad, ¿se muere de amor? o ¿se muere de desamor?

Vendrán días, han de venir...

Se que llegará el día que mi corazón se calmará. Que plantará pensamientos en el huerto del sosiego que alberga mi corazón. Y ese día mis labios dibujaran una suave sonrisa. Y recordaré.

Y lo haré de una forma tranquila, sin aflicción, sin pesar.  "Porque un alma que mora en sala de los pasos perdidos" debe descansar.
Debe calmar su desconsuelo, si no hay fruto que haga germinar la semilla de su alma.

Mientras tanto, me refugiaré en otros brazos que "apaguen una vaga esperanza". 

Hoy no quiero recordar, quiero vaciar mi mente de recuerdos. ¿Para que tenerlos?. "No los necesito" ¿De que me sirven? , si no es para atormentarme, para que me duela cada minuto, cada instante que compartimos. Me hacen que te busque y no estás. Nunca estuviste. Nunca estarás.

Quizá podría ir en tu busca, en tu encuentro. Te podría pedir que no dijeras nada. Solo que me dieras calor. El calor que yo necesito. Sin ataduras. Sin compromisos. "Dame un mundo sin palabras, que yo respire porque me ahogo ".



Dame simplemente un poco de cariño, disfrazado. Que parezca que es amor sincero. El que necesito para respirar. Para seguir viva.


"Dame besos y caricias sinceras o mercenarias"





Pero mientras tanto, seguiré escuchado esa guitarra porque hoy no es el día.
Hoy no es el día que ha de venir.

Porque hoy, me falta el aire.

Porque hoy, no plantaré pensamientos.


SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO





martes, 1 de noviembre de 2016

Ya no danzo



Así, como esa barca en alta mar, que recibe en su casco el golpe, el azote del viento. Que la hace zozobrar, que la hace sentir abatida e insegura. Así me siento yo cuando no te veo. Cuando te nombran. Y me siento así cuando oigo tu voz, cuando  estás cerca, por tu indiferencia, tu esquivez.

La sangre agitada  recorre mi cuerpo alterando mis órganos. La pasión golpetea mi corazón confundido, descontrolado ante la "yesca que es tu sola presencia".  Que me hace sentir morir de dolor y soledad cuando aparecen los fantasmas del pasado. Un pasado que todavía siento presente. Porque está ahí, porque nunca se ha ido.




"tiemblo de ira y de celos" ante esa imagen. Ante esa idea.  La de verte en otros brazos. Que los tuyos abracen otro cuerpo. Que tus besos bandoleros, duerman en otra piel. Pensando en esas hogueras que prendí, pero que yo no supe mantener. Quizá no te llegaste ni a dar cuenta que estaban prendidas por ti, para llamar tu atención. O quizá lo comprendiste siempre y jugaste a no querer saber.

Pero "ya no danzo loco al son de los tambores" , porque te perdí, porque siento que me robaron. Aunque nadie me pudo robar lo que nunca me perteneció. Ya no danzo al son de esos tambores que marcaban mi vida, en la que sólo tú eras el centro. El motor que  por un un tiempo,  movió mi día a día, para llevarme hasta ningún lugar.



"Que se desencajen las baldosas a mi paso, que se abran simas, que se desplomen las paredes, sobre mi que en tu regazo supliqué".  Que se abran los suelos, caiga el cielo sobre mi, por rebajarme ante ti. Por no saber decirme hasta aquí. Por implorar tu atención. Rogarte.  Por tardar tanto en darme cuenta que no era correspondido. Por querer ver señales donde nunca las hubo. Que ceguedad cubre los ojos cuando de amor se habla.

Nada es autentico, ni cierto, ni sincero, cuando la súplica es el camino.




Y ahora navego como la barca en el mar con el timón roto.
Hasta que me lleve ....¿Dónde? No lo se.
Pero, ¿Valió la pena? ¿Lo vale?
Dar amor, cuando se sabe que no se va a recuperar. Porque el amor que se da, si se pierde en ese mar de la frialdad, no se convierte en tesoros que podamos rescatar. Y mientras va recibiendo el azote del viento, va hundiéndose. Y cada golpe es un escalofrío que nos recorre por dentro. Hasta que llega al fondo y allí queda olvidado.




Y a pesar de todo esto. De la frialdad, de los golpes del viento, de los escalofríos, por amor, volvería a hacerlo. Volvería a darlo, volvería a intentarlo, una y mil veces. Por tu amor.


Pero hoy yo...

Ya no danzo al son de los tambores. De tus tambores...confundir, confiar, para golpear después, de confiar.  


SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO



                                           

             




                                       

miércoles, 5 de octubre de 2016

Sentir


Sentir, sentir, sentir, siempre. Sentir lo que percibimos.


Los ojos, ventanas, que nos muestran todo lo que nos rodea. La cara de un hijo al nacer, los colores del arcoiris tras una tormenta.

Escuchar una canción, o esa campana de la iglesia del pueblo de los veranos de nuestra niñez. La voz que resuena en nuestra mente y que en ocasiones, hace que nos giremos, queriendo encontrar a su dueño, aunque sepamos que ya no está.



Oler la fragancia que desprenden las flores que llenan nuestros jardines. El olor de esa casa, la de nuestros padres, nuestros abuelos. El olor que nos traslada a un momento que nos hace sentir un escalofrío.


Quien no retiene el sabor de esa comida que nadie como ella sabía hacer.  El flan de huevo de mi abuela, aun lo percibo. Ninguno como el de ella.

Tocar, tocar para sentir que existes, que estás aquí, que no son imaginaciones. Esa mano amiga que en ciertos momentos te toca y sabes que no estás solo. Ese tacto que de amistad, afecto, cariño, amor.

Y el sexto de los sentidos, la percepción, la intuición. Esas señales que nos llegan desde el interior, sin entender muy bien por donde, pero que nos alertan. Nos avisa de que hay que estar atento. Sentir lo que corre por centro de cada uno.


Y esa señal nos dice, que es "mejor sentir que pensar".


Y es cuando decidimos que hay que cruzar el puente. Aunque ese puente puede tener muchas formas. Puede ser un camino, un tren... puede tener forma de determinación, valentía, osadía.



"Y no creo que el destino ya esté escrito y por firmar". No, no debe estarlo. Podemos cambiar nuestra vida, no hay nada definitivo, nada es para siempre. Si algo no nos hace feliz, todo es cuestión de decidir si queremos cambiarlo. Si nos equivocamos una vez, aprenderemos para no errar en la siguiente oportunidad. Intentarlo hasta acertar.

Si hay que dejarlo todo atrás, hagámoslo. Quizá partir de cero, desnudo, sea la solución,  aligeremos el equipaje. Aprendamos a caminar solos.

Contemplemos el sol, ese sol que nos da calor, porque el calor reconforta y alimenta nuestra alma, nos ilumina y nos guía.  Absorbamos los rayos que desprende, dejemos que se filtren en nosotros, en forma de energía y vida.

"Caminar sin rumbo" hasta encontrar el lugar en el que al pararnos y mirar al sol, repararemos en que es nuestro sitio, sabremos que lo es.  Nos acogerá y la noche traerá con ella una luna que nos hará sentir, no estará rodeada de sombras ni oscuridad.

Dejémonos llevar por nuestro corazón, por nuestros impulsos.



Pensar, pensar es una rueda que gira y que en ocasiones nos aturde. Lo que está bien, lo que está mal, lo que debemos o no hacer.  Pero siempre pensando en quien. ¿Nosotros o en ellos?

Escuchemos lo que nos dicta nuestro interior y sintamos. Sentirlo, no pensarlo, no torturarnos en eso. Mientras que lo sentimos, lo vivimos, lo disfrutamos. No puede ser nunca un error dejarse llevar por nuestro sexto sentido. dejar que nos inunden las sensaciones que percibimos, que nos llegan, dejar a un lado, de vez en cuando la razón, seguir al corazón, vivir.



Y siempre sentir.

"Es mejor sentir que pensar, sentir es mejor"

PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO






miércoles, 7 de septiembre de 2016

Buscando entre mis libros


¿Y quién no ha tenido o tiene, una caja llena de recuerdos, en el fondo de un armario ?

Una caja de latón, de zapatos. Incluso una caja que en su día contuvo galletas. Pero hoy guarda fotos, cartas, libros, dibujos, quizá un mechón de cabello atado con una cinta de raso.


¿Quién no se ha sentado una tarde lluviosa y en la soledad de su hogar ha abierto esa caja, esperando  encontrar algo nuevo, aun sabiendo que no será así?

Y   volviendo a ese pasado, ha empezado a recordar.

Me pregunto que habrá sido de él. Su recuerdo nunca se ha borrado,  porque hay amores que nunca se olvidan. Se aprende a vivir sin ellos, a vivir con su recuerdo ¿Cómo será ahora? ¿Qué habrá sido de su vida?. ¿Estará solo? ¿Se acordará alguna vez de nuestro amor? ¿De las palomas del parque? ¿Del gato cazador?.

En ese silencio me oigo. Oigo mi voz clara y nítida cuando le decía, "Hola qué tal Lico Manuel.  ¿Qué tal?, vamos pero dando la vuelta, espera, no me cojas aun, que está mi madre en el balcón "

Todo ha cambiado, el paso del tiempo es para todos. La gente ha cambiado o se ha ido. Sin embargo ese lugar, el nuestro, nuestro rincón, todavía esta ahí, como si estuviera esperándonos. Sigue como entonces. Ese lugar no ha cambiado, continua inalterado y seguro que si rebuscados en la maquina de discos,  aun encontraríamos nuestra canción.

"Nanana na nananana, 
agua de lluvia, agua de días que vendrán....
me desperté sin ti, no volveras jamás"



Fue hace un mes.
Ocho meses,  quizá años. Ha llovido mucho desde aquel día que dijo que se iba a otro lugar.

Dejó ese árbol que hacía sombra en su casa. Ese árbol, que como él, se fue el día que lo talaron.

Me dejó sola, tendida en este lecho de llanto, de pena, de sin sabor. Sufriendo su ausencia. Sufriendo su falta más de lo que reconozco, más que una simple tarde de lluvia. Porque no hace falta abrir la caja. Porque su recuerdo, su ausencia, me duele siempre.

Pero, no puedo aguantar más, no puedo seguir viviendo así.  Ha llegado el momento de volver a meter todos sus recuerdos, esas fotos, esos dibujos y su firma,  en la caja y cerrarla. Olvidarla en el fondo de ese armario, pero sobre todo en el fondo del armario del alma. Olvidar a quien tanto amé. Ya pesa demasiado esa penitencia.

Me levantaré. Me pondré  de pie, a dar la cara a la vida, lo pasado es eso, pasado. Del pasado siempre se aprende y para eso debe existir.

Pero ahora,  "mejor es olvidar". Olvidar, olvidar, "lo que pasó ya no existe..." ¿no existe?. Repetirlo mentalmente, hasta que se haga cierto. Difícil tarea.

Salir a la calle. Seguro que hace sol.


Aunque esté  lloviendo, habrá un arco iris en mi interior.

Y como si todo hubiera sido un sueño, partir desde el principio y volver.

"Vuelvo a donde empecé"

Y vivir...

SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO

Este "Llanto de Pasión" es una gran versión en ditecto. Como siempre para todos. Pero especialmemte para unas personas concretas. Ellos saben quienes son.



jueves, 28 de julio de 2016

Expandir



"Tu me obligaste a sentirme bien en soledad"

Porque no hay compañía que reemplace la suya.

Su ausencia me  hace sentir como esas especies que habitan  los abismos oceánicos. Lugares donde todo es oscuridad, donde no hay vegetación, donde no existen hermosos peces de colores que alegren el entorno. 


"A bucear a una profundidad extraña"

Vivir cubierta por las lágrimas que conforman este océano.  Las que derraman mis ojos a diario desde que no le siento. Sin luz porque él no está para iluminar mi vida.

Instalada en esta soledad. Soledad aunque esté aquí, a mi lado, aunque esté al otro lado del teléfono.  Soledad aunque le hable. Soledad, porque me siento sola.


Soledad, donde todos los días amanecen con cielos encapotados, donde no sale nunca el sol. Aunque brille en el horizonte. Pero ese no es mi horizonte, por más que me siente frente a él, frente al mar y vea como la brillante espuma de las olas ,rompen en el malecón. Aunque el viento rompa en mi cara.



Soledad. Estar rodeada de gente, gente que me habla, pero no les veo. Solo escucho mi propia voz. Hablan conmigo, en un discurso sordo, en el que nadie escucha. Porque nadie entiende que no viva. Que su ausencia me haya convertido en una ermitaña sin ermita.

Pienso en él y mi soledad aumenta. No puede dejar de hacerlo, por más que me atormente este pesar. Me siento en esa cueva oscura y fría,  en medio de alguna agreste montaña, en la que ni las alimañas habitan.

Vacío, tristeza, desconsuelo.....soledad.

Lágrimas dulces, que aclaran más si cabe mis tristes ojos verdes. Lágrimas que esperan verle aparecer, esperan que me rescate de esta soledad en la que quedé instada.

¿Despertaré alguna vez de este letargo?.
Una parte de mi lo implora. 
Una parte de mi desea lo contrario.


"Hay otras formas de amar".

Hay otras ilusiones con las que disfrutar y compartir. Pero al  corazón le cuesta aceptarlo. Se resiste a dejarle ir, se resiste a no tenerle. Aunque en realidad nunca le haya tenido.

Salir, reír, vivir. 


Nadar hasta salir a la superficie. 

Mirar hacia el  cielo en busca de esa luz que las lágrimas me ocultan.

¿Conseguiré nadar, mantenerme a flote y llegar a la orilla?



Porque una vez en ella, todo será más fácil. Una vez allí,  lo haré.

Sonreiré al sol y....

EXPANDIRÉ ONDA, EXPANDIRÉ

SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO

 
                                               



                                               

miércoles, 13 de julio de 2016

El estanque de nenúfares



Escuchar esta canción me transmite sosiego, tranquilidad, emoción. Siento un gran equilibrio. Quizá producido por el movimiento rápido y continuo de las Libélulas y su simbolismo. Dicen que estos insectos son portadores de la Buena Fortuna y la Autorrealización. Me gustan las Libélulas, y me gustan las azules. Son importantes para mí, de ahí el nombre del Blog.

Cierro los ojos y disfruto la canción, así la escucho siempre.

De esta forma me traslada a otros lugares, lugares que están llenos de paz, de calma. Son momentos de intimidad interior que me llevan a pasear por un jardín.


Un jardín lleno de luz, de color, de aromas, oigo el trino de los pájaros que en él se detienen. Un lugar cuidado con esmero, por unas manos sensibles que depositan, en cada uno de sus rincones, un trocito de su corazón.




Veo un estanque con nenúfares y peces, junto a ellos flota un amor, protegido por unas Libélulas de movimientos rápidos y controlados. Aunque son Libélulas rojas, porque allí nunca ha llegado una Libélula azul, aletean con el mismo  sentimiento de apoyo y protección.




Ahora pasan unas golondrinas, que se alejan cruzando las nubes a otro lugar en el  que anidar y que se llevan con ellas su amor, dejando allí, el del estanque junto al nenúfar.


Me siento en un banco de madera que me sale al encuentro. Es un espacio íntimo. Todo es verde a mi alrededor, verde y florido. En el banco no estoy sola, me acompaña una pequeña maceta y una regadera con un cuello muy largo, quizá sea su sitio habitual, quizá simplemente está allí olvidada por el jardinero, esperando su regreso. Me gusta, me hará compañía. 



Es una compañía inerte, no como la que acaba de aparecer ante mí. Ha salido de detrás de un seto. Me mira, lo miro. Se acerca tímido. No me conoce, me olisquea, creo que le he caído bien. Se sienta a mi lado y me observa. Me acompañará en el paseo.



Un rayo de sol llega hasta mi. Y pienso en el amor, representado por la luz que pasa por ojos de un puente romano, luz cambiante que acarició...", según el día, según la hora. Cambiante igual que los amores, que cambian con los años, con el uso. Porque el amor pasa por muchas fases, tantas como matices tienen los colores de la luz. Este jardín no tiene puente, o por lo menos yo no lo he descubierto, pero en mi imaginación ya se lo he puesto.


Pienso que el amor debe de ser puro, simple, sin grandes pretensiones. Como un “busto de arcilla de bella liberta con pendientes”, lejos de ser una esclavitud. No hace falta más para ser feliz, si la persona te hace feliz.


Hasta mí llegan “aromas de los orientes”, quizá sea por la decoración que acompaña este espacio, con sus faroles de piedra, con algún Guerrero Samurái que entre flores, custodia este lugar, quieto, observando cada movimiento de vida que gira a su alrededor, incluso la regadera del banco de madera, es de origen japonés.

No sé si es imaginación o la magia de este jardín, pero creo oír el sonido de notas en un arpa, aunque quizá sea el "trémula de rosas", al ser movidas por el aire de forma grácil. Incluso oigo una flauta, cuyas notas nacen de forma sutil, de unos labios que transmiten la dulzura del mazapán y de los anises. El ambiente que se crea a mí alrededor no puede ser más amable y acogedor, no puedo abandonarlo todavía.



Sigo  caminando. Ahora me encuentro un lugar donde hacer fuego, donde quemar los rastrojos, tal vez sea para realizar las “ofrendas a las Diosas Celestiales”. Votos y promesas que pidan nuevas ilusiones. La realización de los sueños.

No deja de enseñarme cosas.




Hay muchas especies de flores: verbenas, lirios, claveles, cosmos, lilos, aquilegias, dimorphotecas, cada una con su fragancia, creando un ambiente de fusión de aromas muy especial, algo que solo si estás aquí puedes apreciar.

Árboles, arbustos y los Bonsáis, decenas de ellos por doquier, más grandes, más pequeños, de diferentes especies. Algunos de ellos llegados desde el mismo pais del sol naciente.


Esas pequeñas obras de arte natural que son el alma y el corazón de este jardín. 




Y el estanque vuelve a aparecer ante mí. Con esos nenúfares, con ese amor que sigue ahí flotando, esperando la llegada de las Libélulas, que como cada año lo acompañaran en los meses estivales.

Creo que pronto anochecerá y la canción ya se acaba,  tengo que irme. Allí dejo a mi pequeño acompañante, mirándome, sin entender mi visita.

Solo me queda hacer una observación. He visto muchas especies de plantas y flores, rosas de muchos colores.


Pero hay una que no he visto. La Rosa de Alejandría, quizá no está ó quizá ha estado junto a una Libélula azul, pero con la misma discreción que llegó, vio y sintió, se marchó. 

Se marchó, hasta una próxima visita.

Gracias Gumer Velázquez por las fotografías de tu jardín, sin las cuales no hubiera podido llevar a cabo este Siroco. Gracias por dejarme entrar y pasear virtualmente por “Tu mundo”.
Amigo mío, de corazón, ha sido un verdadero placer.

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martes, 28 de junio de 2016

La fragua

La fragua, la de Vulcano, el dios mitológico del fuego, el lugar dónde forjaba las armas para la batalla. En ese lugar, fue sabedor del engaño, la burla y traición de su esposa, Venus la diosa del Amor.

"Fragua de los cuatro vientos", fragua de los celos. Que con el aire de esos cuatro fuelles, aviva cada uno de los pesares, la desaparición, la angustia, sufrimiento y la turbación.

Que nos quema en nuestro interior, en nuestro corazón, cual llama incandescente, ascua o brasa.

Porque no hay mayor pena, mayor dolor, que el miedo a perder el amor conseguido.

"Que por ti pené tanto que en la pena perdido,
por el miedo a perderte pedí lo conseguido"

Perdido por una traición,  perdido por la ceguedad de los celos. Un dolor que desgarra y atormenta hasta la locura.

Ese amor que quizá se fraguó en ese lugar, en otro tiempo. Cuando el viento de los fuelles solo llevaba,  esperanza, ilusión, respeto y sobre todo,  amor.

La ceguedad, la tristeza por ese amor no correspondido. Amor que crece en el interior, que ahoga, que oprime en el pecho. Que perturba y que mata de inquietud, porque quizá mira a otros ojos.

La amistad, el cariño y compañerismo, eso se puede compartir. Pero la pasión que se siente por el ser amado, esa pasión es entre dos.  Entre tú y yo.

No puedo tenerte, te dejo ir. O mejor me voy yo. No soporto mi tu recuerdo, ni tu imagen. No puedo imaginarte en otros brazos. Me rompe por dentro.

Iré a esa fragua donde el herrero a base de vivo fuego y martillo  remacha las penas, las penas de los que sufren por amor.

"donde remachan los hombres sus penas a vivo fuego"

La fragua donde todo empieza. Donde el herrero, con pasión va dando forma a un sentimiento ávido de correspondencia.  Y dónde todo acaba, volcando ese sentimiento en el fuego que todo destruye.

"Que no me harás otra ni ningún desplante,
donde quieras irte allá Dios te ampare.
Ya no quiero tenerte que no se tiene nada
Ni el reflejo en el agua..."

No sufriré más por el ser amado, no seré su juguete roto,  su motivo de burla ni desplante.

Volveré a buscar el amor. Quizá un día vuelva la ilusión.
Y se encuentre en una carita que consuele con su sonrisa y sus aires de fruto fresco....

"La herida de los adentros"


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domingo, 12 de junio de 2016

Todo aquí, todo ahora



Todo es ahora y todo por venir, sólo puedo estar en un sólo lugar 

¿En qué hemos convertido nuestra vida?. ¿En un baile de carnaval? Quizá sí y cada uno tenemos el nuestro. Cada uno es diferente del resto. Como mundos individuales, umbríos, con miradas muertas, como los ojos inertes que miran tras una máscara. Carreras, estrés, vivir al limite. Algo que nada tiene que ver con aquel ritmo pausado y cadente de nuestra infancia, en la que el tiempo parecía que no avanzaba, en el que todo eran "ahoras" llenos de luz.
El tiempo pasa, maduramos y de repente todo cambia.
Nos hemos parado a pensar si esto es  lo que queremos, si esto es vivir. Nos hemos parado a pensar, que este momento es nuestro presente y es único. No disfrutaremos de otro igual. Pasamos los días, las semanas, sin darnos cuenta, pensando siempre en el mañana . Obviando que, el ahora, ese es el mayor e irrepetible  tesoro que tenemos.
El ahora es nuestro presente. 
Disfrutemos.


"Todo es ahora mientras siga girando la noria" . Una vuelta, otra vuelta, unas veces nos llena de entusiasmo, aunque en otras, nos puede angustiar, incluso aturdir. La noria con sus cabinas, que albergan gentes, cada uno, con su todo, con su ahora.


No permitamos que deje de girar nunca esa noria, que representa nuestra propia vida. Nada está escrito, cada día anochece y vuelve a salir el sol, con nuevos días que traen nuevas luces y nuevas sombras. Y así  es nuestra vida, llena de nuevos aires, que harán  que nuestro "ahora" sea mejor que el de ayer o por lo menos diferente.



"Todo es ahora, cuando en las hogueras se baila". Cuando se saltan esas hogueras, cada salto, encierra un segundo de diversión, inseguridad, de riesgo incluso de miedo. Ese salto sobre el fuego con la adrenalina al limite, que hace sentir el momento de una forma intensa, el palpitar del corazón,  ese momento efímero,  que en un segundo será pretérito.

Cuando de verdad tenemos consciencia del "ahora" es en momentos de esa intensidad. Disfrutemos esos momentos al máximo, en esos bailes  sobre las hogueras, o sobre algodones, en momentos de extrema exaltación, pasión y entusiasmo.   Eso es el todo, eso es el ahora.


Levantemos por nosotros mismos un jardín. Sembremos flores, que den fragancia y color. Limpiemos las hojas secas de esos árboles. Que ese jardín irradie felicidad y gozo, que crezca en nosotros, que seamos ese jardín. Que su savia, sea nuestra savia. Que la madre naturaleza nos cubra con su manto de fertilidad, para vivir nuestro todo y nuestro ahora.

 

Todo está  aquí y todo es ahora, fugaz,  frágil, incluso a veces engañoso e inseguro. Y nos intentamos revelar ante ese ahora que nos defrauda, que nos miente. Nos volcamos en crear ese ahora ideal, que nos haga feliz. Todo está por venir, construyámoslo radiante, jubiloso. No miremos al pasado, detrás no queda nada. Y al futuro hagámoslo con cautela, es un tiempo incierto. Cuando llegue ese futuro,  lo aceptaremos con su ahora. Que el pasado y futuro no nos  atrapen tanto, que impidan reconocer nuestro presente, que en definitiva en nuestra vida. Es, nuestro todo y nuestro ahora.

 Aprendamos la lección del Maestro. 

"Todo es ahora, cuando el largo camino se hace corto. No será nunca ahora, cuando el corto camino se haga largo"

Yo acabo de descubrir que mi Todo, es Ahora.

SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO 


lunes, 30 de mayo de 2016

Movilización


Movilización.  Eso es lo que ocurre cuando llega a los medios de comunicación, la noticia de un concierto de Manolo García. Como reguero de pólvora corre por las redes sociales, sus fieles fans, manoleras y manoleros, de pura raza, empiezan el ir y venir en sus comunicaciones.



¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Venís? ¡Vamos!...

Y empiezan los nervios. Algunos podrán verlo en su ciudad, eso es la mayor de las alegrías, tener esa posibilidad, ahí, cerca de ti. Pero, ¿Y cuándo no es así? ¿ Y cuándo la locura manolera te hace recorrer kilómetros en su busca?, incluso habiéndolo visto en tu localidad y no tener suficiente. Necesitar volver  a verlo.

Ahí es cuando empieza el baile, y lo haces decidiendo que puedes, por fecha, por proximidad, por el motivo que sea. Porque querer, quieres desde el momento que supiste de ese concierto. Seguramente ese viaje lo compartirás con más manolero/as que también  han decidido liarse la manta a la cabeza sin importarles nada, solo esa cita. Esos desplazamientos, llevan consigo, hoteles, trenes, aviones, gastos añadidos. Nada será impedimento para ir a verle. Todo se convertirá en sencillo. No habrá  problema alguno.

Las entradas a la venta.
Te sientas en el ordenador, expectante, aguardando que abran el enlace, siempre con retraso. Pero ya, ya lo ves. Empiezas la gestión, rellenar espacios en blanco, datos. Que no haya un número mal anotado. Unos segundos y conformidad. Y ahí aparecen las palabras mágicas, 'Compra realizada' , 'Imprimir entradas'.

En ese momento es cuando una lágrima  brota  por el ojo, es tanta la emoción puesta en cada concierto.

Escuchas el sonido de la impresora, poco a poco va apareciendo su imagen plasmada en ese folio que abrirá  la puerta a ese futuro día. Ya está sobre la mesa.

O cuando la compra la realizas en un comercio. Llegas a la puerta, hasta piensas que quizá seas el primero. Pides tu entrada, la pagas, ya, ya es tuya, sientes una sonrisa interior que se exterioriza.

Ahora sí, ahora ya vamos al concierto.

Lo/as manolero/as, somos una raza a parte, compramos la entrada hasta ocho, nueve meses de antelación. Casi aguardando ese concierto como un hijo, un hijo esperado y deseado. Y mientras dura la espera, todo es ilusión. La entrada bien guardada, al principio la miramos a diario, o casi a diario. Vivimos con entusiasmo muchos meses antes esa anhelada cita. De alguna forma, mientras llega el día estamos saboreando ese concierto, imaginando como será. 
¿Con que canción comenzará...?

Cada día, un día menos, descontando en el calendario, pero parece que le van creciendo hojas y no avanzamos en la fecha, no llega nunca.  Para hacerlo más llevadero, música y más música.  Fotos, experiencias de otros manoleros, en redes sociales, a quienes las hojas del calendario han caído más rápido.  Y cada publicación, es un vuelco del corazón pensando en nuestro día.

Un mes, por fin en un mes. Tal día como hoy en un mes, estaré ahí, estaremos allí.  Y ya el tiempo de descuento, las decenas van teniendo valores menores. Hasta que de repente te das cuenta, que ya solo son unidades. ...nueve, ocho, siete, una semana. ¡Y qué semana!. En esa semana, ya no se duerme, solo se sueña despierto con ese ansiado día C.

Abrir los ojos esa mañana y "sabremos que  ha llegado el momento, y no hará falta que sea voceado".

Hay que empezar la jornada. Pero, ¿cómo mantenerse tranquilo un día así?. Después de tantos meses, estamos a unas horas de la anhelada cita. Tomar el medio de transporte que nos lleve  al lugar, a esa plaza de toros, ese auditorio. Saber que al llegar,  encontrarás a tus manoleros y manoleras, amigos con los que compartes horas de pasión a diario. Hoy los veras, vibrarás con ellos, reirás, te emocionarás.



La cola, una hora, dos, cuatro,  quizá incluso más, pero no importará.Todo habrá valido la pena. Y si en esa espera, Él, con esa sencillez, humanidad que le caracteriza, se acerca a saludar a sus manoleros fetenes, comparte unos minutos de su tiempo en una sencilla charla, tienes la opurtunidad de demostrarle tu admiración, decirle lo que sientes, que Él escuche tus palabras mientras te mira, mientras sientes como su mano coje la tuya y tu no puedes soltarsela. Entonces ese momento, esa cola, ese día, se quedará instalado en tu corazón cara siempre. Como me pasó a mi en el concierto de Valencia, en mi tierra, en esta gira, Todo es Ahora.

Todavía oigo su voz y siento su tacto en mi mano.


Y ya, ya estamos dentro. Ahora a seguir esperando, pero esta espera, es la mejor de todas, porque sabemos cómo hacerlo. Cantando sus canciones tan fuerte como podemos, para dejar salir esos nervios, para que incluso él, Manolo García, nos oiga desde su camerino. No desfallecemos, si hay que cantar todo el repertorio, se hace. Somos sus teloneros improvisados.

Hasta que faltan cinco minutos.

Todos al mismo compás y sin ensayo alguno, porque no lo necesitamos, empezamos a palmotear a ritmo de "Pájaros de barro"... El corazón palpita con más fuerza. Manolo!!!.....Manolo...!!!!, le llamamos.

Son los cinco minutos más largos de esa tarde.

Y de repente, se apagan las luces,  se paran las palmas. Ahora empieza una tímida ovación, empezamos a buscarlo entre las sombras del escenario... 

Van saliendo sus músicos, todos conocidos por el público, pero... ¿ Y Manolo? ¿Dónde está ? No lo vemos todavía. ¡Sí, ahí! ¡Ahí está! ya se le distingue, se ve su figura, se le ve aparecer, con una pincelada de timidez, discrepción, como Él es.
Y esa tímida ovación, se convierte en el mayor clamor, expresión de alegría y excitación, porque así nos hace sentir.

Le queremos y  ha  llegado la hora. 

Y entonces, es entonces cuando, se ilumina el escenario  y suena el primer acorde, de esa primera canción. Justo es ese momento, se paraliza el mundo, ya no existe nada en nuestras vidas.

Sólo ese escenario y sobre él, Manolo García. 




"Sabremos que ha llegado el momento. 
No hará falta que sea voceado 
por todas las esquinas. Será tan claro 
como agua que nace para luego ser río Níger. 

Amparados por la calma del crepúsculo, 
justo desde el momento en que empecemos. 
Justo como mandarinas y limones verdes."  M.García

SOMOS PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO









jueves, 12 de mayo de 2016

Saeta de Plumas


Desde la primera vez que la escuché no pasó desapercibida, poco a poco fue filtrándose en mi piel. 

Salía a caminar y cuando la oía sonar a través de los auriculares, aminoraba el ritmo de mis pasos,  tenía que escucharla bien, la sentía mía. Siempre brotaba alguna lágrima,  siempre transmitía emociones, diferentes sensaciones .

Y llegó ese día y estabas ahí, a pocos metros de mí. Comenzaron los primeros acordes. Y mi cuerpo se quedó inmóvil,  absorto en esa letra, en esa música.


"Saeta de plumas"

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo o quizá fue desde el corazón, expandiéndose por todo mi cuerpo, porque esa "saeta de plumas", me había atravesado el corazón.

Ya lo tenía herido, pero en ese momento sentí que se rompía definitivamente.

Sentí ese imán,  sentí en mi pecho, esa presión. Hacia mucho tiempo que no percibía esas sensaciones.




Y entonces llegó la estrofa, esa estrofa que me desgarra por dentro.

"Con tus garfios abrázame"
"Con tus garfios abrázame..."

Garfios, brazos fuertes, que te rodean, y que te hacen sentir, esa protección, ese amor.

Y sí, quizá yo sea masoquista, nunca lo había pensado, porque no quería que terminara ese instante, a pesar de que estaba inmóvil, a pesar que por mis mejillas corrían lágrimas, a pesar que ningún garfio me abrazaba.
  
Pero por un momento, en esos minutos que duró, mis ojos, mi cuerpo, mi corazón, sintieron ese efecto que se siente cuando no puedes controlarte y simplemente, te dejas llevar.


Y de repente acabó, me quedé quieta, no recuerdo ni si llegué a aplaudir.  Poco a poco volví a la realidad, ya había pasado ese esperado momento. Y todo era como antes, el Gladiador ya no estaba, ni había garfios, ni tridentes, ni esclavos, ya había desaparecido, con su red de lana, sin hacer el jersey. Y  ese instante, no duró nada.

Pero estaba rodeada de gente, todos/as manolero/as fetenes. Con quien puedo compartir estas cosas,  porque ellos entienden, sienten, conocen estas sensaciones.

Saben lo que es desgarrase al oír una canción.

Supe que al día siguiente, incluso  en un tiempo, no podría oírla.

Han pasado muchas semanas  y todavía es una prueba de fuego para mí.

Todavía soy cautiva de esa "saeta de plumas"

PURA ESENCIA DEL SENTIR MANOLERO